13 feb 2013

EMPATIA, LA CAPACIDAD DE PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO






La empatía consiste en tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro. 

La empatía básicamente es COMPRENSIÓN. Comprender el punto de vista de la otra persona, comprender su estado emocional y anímico, comprender sus circunstancias personales y su historia de vida. La comprensión  nos ayuda a conocer al otro por lo que ese conocimiento profundo hace que sea más nuestro y nos facilita la aceptación y la capacidad de perdonar a la persona que tenemos en frente. 

Ser empático no implica necesariamente estar de acuerdo con el otro, ni supone abandonar nuestras creencias o valores. Puede darse el caso de opinar de manera totalmente contraria al otro y estar en completo desacuerdo, pero lo importante es intentar respetar su punto de vista y aceptar como válidas y correctas sus propias opiniones, ideas o valores.


La empatía es una habilidad social básica. Y como cualquiera de las habilidades sociales, no se nace con ella. Se puede entrenar, modificar y mejorar.

Bernabé Tierno nos ofrece una definición muy interesante de este concepto:

La empatía es la que nos convierte en arquitectos de nosotros mismos, para salir del yo al , aceptarlo, amarle, desearle felicidad y procurársela en lo posible. La empatía es la que hace posible la socialización, porque ayuda al yo a humanizarse, a enriquecerse y a lograr una convivencia mutuamente constructiva y gratificante con el tú, y de ahí llegar al nosotros social del todos para todos


Ventajas de la empatía

  • Favorece la afectividad, el cariño y la ternura
  • Desarrolla el diálogo y la conversación con los demás
  • Potencia la capacidad de respetar las opiniones del resto
  • Nos proporciona conocimiento sobre el otro y sus circunstancias
  • Propicia la conducta prosocial y el altruismo 


Con frecuencia, nos quejamos de los comportamientos y actitudes de los demás considerándonos a veces el centro del universo y pensando que somos los únicos que tenemos problemas. ¡Intentemos ponernos en el lugar del otro!

Ponte las gafas de la empatía y observa que hay detrás de las personas.








No basta con entender al otro, hay que demostrarlo

El otro percibe que se le comprende cuando:

l  Practicamos la escucha activa mostrándole interés y apertura hacia lo que nos está contando.

l   Observamos su lenguaje no verbal manteniendonos alerta a sus cambios corporales y faciales y adaptamos nuestro lenguaje al suyo. 

l  Evitamos interrumpirle e invadir los temas importantes que está relatando



 Si pudiéramos leer la historia de nuestros enemigos, hallaríamos en sus vidas, penas y sufrimientos suficientes, para desarmar toda nuestra hostilidad


Había una vez... un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.



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